13 marzo, 2011

Un interruptor de encendido y apagado para la ansiedad

Un grupo de investigadores descubre un circuito cerebral capaz de amortiguar o exacerbar instantáneamente la ansiedad en ratones.

Con el simple accionamiento de un interruptor de luz colocado de forma precisa, los ratones pueden ser inducidos a esconderse con miedo en un rincón, o a tener la valentía de explorar su medio ambiente. El estudio pone de relieve el poder de la tecnología optogenética—que permite a los neurólogos controlar neuronas genéticamente modificadas mediante el uso de la luz—para explorar las funciones del complejo cableado neuronal y controlar el comportamiento.

En el estudio, Karl Deisseroth y sus colaboradores en la Universidad de Stanford identificaron un circuito específico en la amígdala, una parte del cerebro que resulta crucial para el miedo, la agresión, y otras emociones básicas, que parece regular la ansiedad en los roedores. Esperan que los hallazgos, publicados en la revista Nature, arrojen luz sobre las bases biológicas de los trastornos de ansiedad humanos y apunten hacia nuevos objetivos en los tratamientos.

"Queremos conceptualizar la enfermedad psiquiátrica como entidades físicas reales con sustratos físicos", afirma Deisseroth. "Al igual que las personas que tienen asma poseen vías respiratorias reactivas, las personas con trastornos de ansiedad podrían poseer una proyección de baja actividad en la amígdala".

Los investigadores diseñaron unos ratones para que expresasen proteínas sensibles a la luz en células específicas de la amígdala encargadas de enviar los cables neuronales, conocidos como axones, a las diferentes subestructuras. Mediante el uso de un cable de fibra óptica especialmente diseñado e implantado en el cerebro del animal, los investigadores encontraron que al dirigir la luz para activar un circuito específico se conseguía un efecto inmediato y potente en el comportamiento del animal.

"Nunca he visto nada igual", afirma Tye Kay, investigador postdoctoral en el laboratorio de Deisseroth y autor principal del estudio. Los ratones son naturalmente temerosos a la hora de explorar áreas abiertas, explica. En circunstancias normales, el animal "asoma la nariz y luego se escabulle hacia una esquina", asegura Tye. "Sin embargo cuando se enciende la luz, el animal comienza la exploración de la plataforma, sin signos visibles de ansiedad. A continuación, al apagar la luz, se escabulle de nuevo a la esquina".

Los investigadores fueron capaces de inducir el efecto contrario usando una proteína sensible a la luz que silencia las células en lugar de activarlas.

Al aplicar luz brillante sobre los cuerpos de las células, que a su vez activan los axones en varios circuitos, no se consiguió ningún efecto en el comportamiento de los animales, poniendo de relieve lo importante que es poder dirigirse a circuitos individuales dentro del cerebro.

Fuente: Technology Review

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